EL SEÑOR OS HA ESPERADO AQUÍ EN ESTA MONTAÑA

Giovanni Paolo II, 24/03/2000

“Serás siempre siervo del Señor e instrumento de salvación” Mateo Álvarez Serna del Redemptoris Mater de Galilea ha sido ordenado diácono el pasado sábado por Mons. Pierbattista Pizzaballa

“Serás siempre siervo del Señor e instrumento de salvación”

Mateo Álvarez Serna del Redemptoris Mater de Galilea ha sido ordenado diácono el pasado sábado por Mons. Pierbattista Pizzaballa

 

“Tener un corazón siempre lleno de esperanza”; “no sentir nunca que ya se ha alcanzado la meta, sino volver al Jordán” para renovar la conversión; “saber ver la presencia y la obra del Señor en toda la propia historia”; y con la perseverancia concreta, “dar espacio a la palabra de salvación que crece y te convierte en aquel siervo que la Iglesia necesita”.

Éstas fueron, en síntesis, las exhortaciones y el deseo dirigidos a Mateo Álvarez Serna por Mons. Pierbattista Pizzaballa, Administrador Apostólico del Patriarcado Latino, en ocasión de su ordenación diaconal, celebrada en la tarde del sábado 7 de diciembre en la iglesia de la Domus Galilaeae, sobre el Monte de la Bienaventuranzas.

Mateo es el decimoquinto ordenado del Redemptoris Mater de Galilea, Seminario (Misionario Misionero) abierto también para candidatos maronitas (un sacerdote ya ordenado) y greco-católicos. Desempeñará su ministerio diaconal en Rame, Galilea.

De origen colombiano, con veintisiete años cumplidos el primero de este mes, ha conseguido el año pasado el BA en Sagrada Teología , y ha vivido su experiencia pastoral en la parroquia latina de Eilat y en la Catedral sirio-católica de Egipto.

Los ocho años de formación en el Seminario, han sido enriquecidos por la experiencia espiritual y humana vivida, según cuanto previsto por los estatutos de los Seminarios Redemptoris Mater, en el itinerario de fe del Camino Neocatecumenal. Por esto, en la ordenación, además de los seminaristas y sacerdotes del Patriarcado Latino, estaban presentes los hermanos de las comunidades neocatecumenales de Eilabun, Haifa, Shefa’mer, además de los hermanos que sirven en la Domus Galilaeae.

En su homilía, centrada en las lecturas del segundo domingo de Adviento, Mons. Pierbattista Pizzaballa ha puesto en evidencia la fuerte conexión que hay entre el profeta Elías y Juan Bautista, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, subrayando la importancia de saber ver la unidad en toda la historia de la redención, que es también nuestra historia personal. “La historia de la salvación no es doble – ha dicho el arzobispo – sino que es una sola, hay un hilo conductor que la recorre desde el Génesis hasta el Apocalipsis, e incluso hasta nuestros días”. Entonces, dirigiéndose a Mateo, lo ha exhortado a reconocer el hilo conductor con el que Dios ha acompañado sus pasos, desde el inicio hasta el día de hoy, a ver la presencia del Señor en todas las circunstancias de la vida, cómo Él obra y como seguirá obrando.

“Nosotros hablamos siempre de nuestra perseverancia, pero debemos hablar también de la perseverancia de Dios con nosotros, que es paciente, que respeta siempre nuestra libertad, que está siempre en espera. En Adviento esperamos la venida de Dios, pero también hay un adviento en el que Él espera nuestra respuesta”.

“En nuestra vida esperamos nuestras pequeñas salvaciones, tenemos nuestras pequeñas esperanzas de éxito, de conseguir algo, de hacer quién sabe qué”-ha observado el obispo en la homilía. Su deseo para Mateo, ha sido que tenga siempre el corazón lleno de la verdadera y grande esperanza, “que tiene sabor de eternidad y que, sea cual sea la experiencia que tú vivas incluso allí donde habrá desolación, te hará capaz de ver la obra de Dios”.

Su recomendación al nuevo diácono, fue que no sintiera nunca que ya ha alcanzado la meta : “Necesitarás siempre convertirte, volver al Jordán, pedir perdón por tus pecados y tener la experiencia de salvación”. La experiencia adquirida debe renovarse cada día, “con paciencia y perseverancia, que no son un sentimiento, sino una actitud que necesita gestos concretos”: es necesario “tener, cada día, un momento sólo para el Señor, y así dar espacio en el corazón para aquella palabra de salvación que crecerá, nutrirá la vida, y te convertirá en aquel siervo que la Iglesia necesita. Dondequiera que vayas, serás siempre siervo del Señor e instrumento de salvación para tantas personas que, por medio de ti, tendrán una experiencia de la salvación en Cristo”.

La asamblea, en gran emoción ha acompañado la liturgia de la ordenación diaconal: las preguntas sobre la asunción de los compromisos por parte del candidato, las letanías de los santos, la imposición de manos y la oración de consagración, el revestimiento  con la estola y con la dalmática, y finalmente la entrega del libro de los Evangelios, concluyendo con la última exhortación que en el rito sintetiza y sella la llamada a la unidad entre fe y vida: “Cree siempre en aquello que proclamas, enseña aquello que has recibido en la fe, vive aquello que enseñas”.

La celebración se concluyó con un canto a la Santa Virgen María, Reina de los Cielos, dado que era la vigilia del 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y el sexagésimo aniversario, precisamente este año, de la inspiración que Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, recibió de la Virgen María.

 

Sara Fornari, periodista.