EL SEÑOR OS HA ESPERADO AQUÍ EN ESTA MONTAÑA

Giovanni Paolo II, 24/03/2000

El seminario RM de Galilea tiene nueve nuevos ministros: cinco lectores y cuatro acólitos

El seminario RM de Galilea tiene nueve nuevos ministros: cinco lectores y cuatro acólitos. Han sido instituidos por Mons. Pierbattista PIZZABALLA, en la fiesta de san Efrén, el 9 de junio, en la Iglesia de la Domus Galilaeae.

Rumiad la Palabra de Dios, dejad que trabaje siempre en vosotros, para ser sus anunciadores. La Eucaristía no es sólo pan y comida, sino también saber morir: en su escuela aprendéis a donar la vida hasta el fondo. Esta es la exhortación del Administrador Apostólico de Jerusalén a los nuevos ministros.

“Recibe el libro de las Sagradas Escrituras y transmite fielmente la Palabra de Dios, para que brote y dé fruto en el corazón de los hombres. “Recibe la patena con el pan y el cáliz con el vino para la celebración de la Eucaristía, y que tu vida sea digna del servicio a la mesa del Señor y de la Iglesia”. Esta oración, junto con el rito de la entrega de la Escritura a los lectores y la entrega de la patena y el cáliz de vino a los acólitos, manifestó claramente el significado de los ministerios del lector y del acólito: el servicio a la Palabra de Dios y a la Eucaristía, que nueve seminaristas del Redemptoris Mater de Galilea desempeñarán en la Iglesia. Los nuevos cinco lectores y cuatro acólitos fueron instituidos por Mons. Pierbattista Pizzaballa el martes 9 de junio, fiesta litúrgica de San Efrén, en la Iglesia de los Doce Apóstoles y los Setenta y dos Discípulos en la Domus Galilaeae. Los jóvenes provienen de siete naciones diferentes, todos son vocaciones nacidas dentro del Camino Neocatecumenal, y completan la formación teológica y humana recibida en el Seminario Misionero con la experiencia de fe que están madurando en las comunidades del Camino, en algunas parroquias de Galilea.

Los seminaristas instituidos lectores son Rubén Cabrera Rosique (España), Igino Sistilli (Italia, Giulianova), Samuel Costanzo (Italia, Roma), Mauricio Alberto De La Cruz Natera (Colombia), Kacper Paweł Jurczyk (Polonia, familia en misión en Kazajistán). Los seminaristas instituidos acólitos son Juan José Fernández Orbe (Ecuador), Roman Savluk (Ucrania), Paolo Sepich (Italia, Roma); Samuel Tobar Maida (Salvador).

Lectorado y Acolitado representan dos ministerios esenciales en la vida de la Iglesia: los lectores, como explica el Ritual,  son llamados a ser proclamadores de la Palabra de Diosinvestidos de un oficio particular al servicio de la fe, que en la Palabra de Dios tiene su raíz y su fundamento. A los acólitos, en cambio, se les confía la tarea de ayudar a los sacerdotes y diáconos en el cumplimiento de sus funciones en la Eucaristía, cumbre y fuente de la vida de la Iglesia.

“Dios puede hacer todo, pero no lo hace sin nosotros, necesita nuestro consentimiento, que damos en nuestra libertad.” El Administrador Apostólico comenzó su homilía con estas palabras, señalando cómo la etapa de estos ministerios representa un libre consentimiento, que se materializará gradualmente en la vida. En el anuncio del Arcángel Gabriel a María, el Señor esperó su sí. Lo mismo ocurrió con la viuda de Sarepta, protagonista de la primera lectura de la liturgia: por su acogida, a pesar de su pobreza y su hambre, Dios fue al encuentro del profeta Elías. “Siempre es así”, señaló el obispo Pizzaballa, que se dirigió a los seminaristas: “Estáis en camino, todavía tenéis un largo camino por recorrer. Nadie sabe lo que el Señor hará con vosotros. Sabemos, sin embargo, que Dios necesitará el consentimiento que daréis aquí, ante la Iglesia, y luego tendrá que ser transformado en vida real, concreta. Y cuando seáis un poco como esa viuda que ya no tiene nada -continuó-, en ese momento, si dais vuestra libre participación y vuestro sí al Señor, Él podrá intervenir; será más difícil mientras haya todavía mucho de vosotros mismos”.

La invitación de Mons. Pizzaballa a los nuevos ministros ha sido de crecer en el testimonio: “Estos son pasos pequeños pero significativos. En su sabiduría, la Iglesia hace que los elementos fundantes para un sacerdote, la Palabra y la Eucaristía, entren gradualmente en la vida. El domingo celebraremos el Corpus Christi. La Palabra que debéis proclamar será una realidad que debéis vivir”.

Al reflexionar sobre el Evangelio de Mateo (“Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo”), el arzobispo señaló que uno de los problemas de la crisis de la fe, en el actual proceso de secularización, es la división entre lo que decimos y lo que somos, entre la proclamación y la vida vivida. Ser luz significa ser aquellos que permiten ver. Todo comienza a partir de la experiencia de Jesucristo: “Si tenemos esta luz dentro y con ella vemos, nos convertiremos en luz. Si tenemos en nosotros la sal que da sabor a nuestra vida, seremos sal en la vida del mundo”, reiteró el Administrador Apostólico. De ahí la invitación a los jóvenes, a preguntarse qué significa, en términos concretos, dar sabor a la realidad de esta generación.

“La Palabra de Dios necesita testigos, anunciadores: aprended a masticarla, a rumiarla. Vosotros en el Camino tenéis esta familiaridad, tened cuidado de que nunca se convierta en una rutina”. Mientras la Palabra de Dios te perturbe, y haya pasajes que quieras entender, significa que trabaja en ti; cuando esto termine, empezamos a preocuparnos”. Estar más cerca del sacerdote en el servicio de la mesa, no es un paso “burocrático”: “La Eucaristía es también sacrificio, es donar la vida. Saber morir es la forma cristiana de amar. Con la simple ordenación sacerdotal no se aprende a morir. Cada día es una escuela en la que tenemos que aprender”, explicó el pastor, que concluyó con un deseo: “Este paso aparentemente pequeño en vuestra vida sea una etapa en vuestro Camino hacia el Señor.

Sara Fornari

Periodísta, Radio Maria Nazaret