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Giovanni Paolo II, 24/03/2000

Tres nuevos diáconos para la diócesis de Tierra Santa

By: Miral Atik/ lpj.org –  Published: November 28 Mon, 2022 

Tres nuevos diáconos para la diócesis de Tierra Santa

DOMUS GALILAEAE – El domingo 27 de noviembre de 2022, tres seminaristas del seminario Redemptoris Mater de Korazin fueron ordenados diáconos por Su Beatitud Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, durante una celebración concelebrada por Monseñor Rafic Nahra, Vicario Patriarcal para Israel.

La ocasión coincidió con el primer domingo de Adviento, durante el cual la Iglesia católica celebra el inicio del nuevo año litúrgico. La comunidad de la Domus Galilaeae se alegró del compromiso de los tres jóvenes de servir al Señor como diáconos, dando así un nuevo paso en su camino hacia el sacerdocio.

Giacomo Dainotti, Paolo Felicetti, ambos de 32 años, e Igino Sistilli, de 29, todos ellos italianos, eligieron como tema para su ordenación Juan 12,25-26: “El que ama su vida la pierde; el que se libra de ella en este mundo la conservará para la vida eterna. Si alguien quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguien me sirve, mi Padre lo honrará”.

Francesco Voltaggio, rector del Seminario Redemptoris Mater, abrió la celebración dando la bienvenida a Mons. Pizzaballa, a Mons. Nahra y a todos los obispos, seminaristas y hermanos del Camino Neocatecumenal presentes. Después de la bienvenida, Su Beatitud comenzó la celebración de la misa.

“En la preparación del tiempo de Adviento, el Señor nos pide que “permanezcamos despiertos” para su Segunda Venida; lo que significa que espera que vivamos una vida cristiana centrada en Él, poniendo nuestra confianza y fe en Él, y teniendo siempre presente que no tiene sentido una vida vivida sin Cristo”, dijo Su Beatitud, comentando la lectura del Evangelio de Mateo (24,37-44).

“Servir a la Iglesia en el altar es ser testigo de la presencia del Señor y hacer oír su voz en el mundo. Este es el regalo más precioso que Él puede darte”. Estas fueron las palabras de aliento del Patriarca a los tres futuros diáconos, antes de agradecer a sus familias el haberlos entregado a la Iglesia Madre de Jerusalén.

Ataviados con sus nuevas vestimentas, los nuevos diáconos iniciaron su nueva misión al servicio de la Iglesia católica, finalizando la misa con cantos de adoración a Dios.