EL SEÑOR OS HA ESPERADO AQUÍ EN ESTA MONTAÑA

Giovanni Paolo II, 24/03/2000

Tres nuevos presbíteros ordenados del Seminario Redemptoris Mater de Galilea para el Patriarcado Latino. Mons. Pizzaballa a los neo-ordenados: «Estad siempre dispuestos a aprender, porque el Reino de Dios crece continuamente».

GALILEA – Sábado 16 junio 2018, en la Domus Galilaeae, Mons. Pierbattista Pizzaballa ha consagrado sacerdotes a tres jóvenes del Seminario Redemptoris Materde Galilea, vocaciones nacidas en el Camino Neocatecumenal. Los presbíteros ordenados de este seminario llegan así a trece, doce para el Patriarcado Latino de Jerusalén y uno para la Archidiócesis Maronita de Haifa y de la Tierra Santa.

«¡Os deseo que seáis terreno bueno: el lugar donde la semilla de Dios pueda crecer y dar fruto. Y que estéis siempre al servicio de la Iglesia, del ministerio que os ha sido confiado! Que todos aquellos que os encuentren puedan decir: “¡Hemos encontrado al Señor!” Seguid siendo diáconos, es decir, servidores».

Es el deseo y la exhortación dirigida por el Administrador Apostólico, Mons. Pierbattista Pizzaballa, a Marek, Miguel y Sliman, en la homilía de la Misa de ordenación de estos tres nuevos sacerdotes diocesanos para el Patriarcado Latino de Jerusalén, que se han formado en el Seminario Redemptoris Materde Galilea, y cuyas vocaciones han nacido en la experiencia del Camino Neocatecumenal.

Abuna Marek Kurzydłowski, con 32 años, es polaco, originario de Hrubieszów, en la región de Lublin, en el sudeste de Polonia al confín con Ucrania, y estuvo en misión durante dos años en Baréin, y más adelante sirvió como diácono en Palestina, en la parroquia latina de Rafidia.

Abuna Miguel Pérez Jiménez, con 26 años, originario de Murcia, España, cuarto de diez hijos, estuvo en misión en Jordania y en Eilat, y sirvió como diácono en la parroquia de Al-Fuheis en Jordania.

Abuna Sliman Hifawi, con 29 años, originario de Jaffa (Tel Aviv), el primer sacerdote originario de Tierra Santa ordenado para el Patriarcado Latino proveniente del Seminario Redemptoris Materde Galilea, ha vivido un periodo de misión en Baréin, Kuwait y Eilat antes de realizar su servicio diaconal en la parroquia de Shefa’mer en Galilea.

El arzobispo latino ha presidido la celebración el sábado en la tarde, en la Domus Galilaeae: a la eucaristía solemne han participado un número extraordinario de fieles, más de 900, que han venido de diferentes naciones. Junto a Mons. Pizzaballa han concelebrado Mons. Camillo Ballin, Vicario apostólico de Arabia del Norte, Mons. Hanna Kildani, Vicario Patriarcal para Israel, Mons. Giacinto Boulos Marcuzzo, Vicario Patriarcal para Palestina, Mons. Pietro Felet s.j.c, Secretario de la Asamblea de Obispos de Tierra Santa, el Exarca de la Archieparquía Melquita de Acre, Padre Fauzy Khoury, el Vicario General de la Archidiócesis Maronita de Haifa, Padre Selim Soussan, el rector del Seminario Patriarcal de Bet Jala, Padre Ya’qoub, con algunos seminaristas, y demás párrocos y sacerdotes de Galilea, Palestina, Israel, de rito latino, bizantino y maronita. Presentes también numerosos religiosos y religiosas, el superior general de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Bétharram y el pastor anglicano de Shefa’mer y además sacerdotes que han venido de España y Polonia con los familiares de los ordenandos, con los hermanos de sus comunidades de origen, en donde han hecho el Camino hasta su ingreso en el seminario. En la Domus Galilaeaeno podían faltar los hermanos de algunas comunidades neocatecumenales de Tierra Santa (de Shefa’mer, Tarshiha, Jaffa de Nazaret y Jaffa de Tel Aviv) donde el Padre Marek, el Padre Miguel y el Padre Sliman viven y condividen su experiencia de fe. Estaban además presentes aproximadamente cien fieles que han venido de Rafidia, Bir Zait y Eilat. Presentes también catequistas y responsables del Camino Neocatecumenal, con Padre Rino Rossi, responsable de laDomus Galilaeaey su equipo responsable del Camino en Israel, Palestina, Jordania, Chipre y el Golfo.

Significativa la representación de hermanos de las comunidades neocatecumenales que han venido incluso desde Jordania y el Golfo Pérsico (Kuwait, Baréin y Qatar), donde los seminaristas han vivido un periodo de misión, que es esencial en la formación que se da en los Seminarios Redemptoris Materen todo el mundo.

La misa con el rito de ordenación se celebró en italiano y árabe, la asamblea – no obstante la diversidad de lenguas y culturas – se convirtió en un corazón y una sola alma. Particularmente impresionante fue el momento de las letanías cantadas en árabe mientras todos invocaban la intercesión de los santos sobre los ordenandos postrados por tierra como signo de su total donación a Cristo.

En la homilía mos. Pizzaballa ha hecho hincapié sobre la parábola del sembrador, poniendo en evidencia algunas actitudes y virtudes necesarias para la vida sacerdotal, que se podrían sintetizar en paciencia, espera y vigilancia, humildad y servicio, oración incesante. «Creo que no sea una casualidad este brano del Evangelio al inicio de vuestro percorso sacerdotal», ha dicho el Arzobispo de Jerusalén, meditando sobre la descripción simple y precisa, ofrecida por el evangelista Marcos, de la planta que crece de la semilla tirada en la tierra. «Un desarrollo que no depende de quién siembra», ha subrayado Mons. Pizzaballa. «El sembrador no es el patrón de la obra, sino que debe esperar y permitir que la semilla obre». Por esto es necesario vivir en una espera vigilante, teniendo siempre presente que quien cumple la obra es Dios. Por otro lado, continuó, «sin un terrono bueno, la semilla no puede crecer; la semilla es la Palabra, es la presencia de Dios, es todo aquello que Él lleva adelante, como vuestra vocación».

Labor de los ministros ordenados es «ser aquellos que saben arar la tierra, que saben hacer que la semilla de Dios dé fruto y no adueñarse de él». El riesgo es entonces «pensar que habiendo sido ordenados presbíteros ha llegado el momento de comandar, de administrar la parroquia como una posesión, según la propia imagen y semejanza». Al contrario, ha subrayado el pastor: «No sois dueños, todo tiene que tener como referencia a Dios, al Señor Jesús, y vosotros sois ministros, seguís siendo diáconos, es decir servidores de esta obra».

La exhortación es entonces primeramente «saber cultivar el propio corazón y la propia vida sacerdotal». Una dimensión importante que hay que tener presente es aquella del tiempo, por lo que hay que poner atención a «no sentir que ya se ha llegado a la meta, sino estar siempre dispuestos a aprender, porque el Reino de Dios crece continuamente». Un actitud esencial para la vida de un sacerdote es la oración: «Ser terreno bueno significa tener continuamente la mente dirigida a Dios; no hay servicio al Señor sin una intimidad profunda con Él, por eso es importante radicarse en la oración».

Así ha concluido el arzobispo la exhortación: «Estad al servicio del Reino de Dios, de la comunidad, y para esto es necesario estar siempre en camino: ¡y vosotros, de hecho, pertenecéis al Camino!Os deseo que seáis terreno bueno: el lugar donde la semilla de Dios, que es Dios mismo, que ha sido sembrada en vosotros y en la comunidad, pueda crecer y dar fruto, según la voluntad de Dios. Y estad siempre al servicio de la Iglesia, del ministerio que os ha sido confiado, y que todos aquellos que os encontrarán puedan decir: “¡Hemos encontrado al Señor!” ¡Porque se vea crecer en vosotros la obra del Señor!».

El día siguiente, domingo 17 de junio, los tres nuevos sacerdotes han celebrado su primera misa en Cafarnaúm. En este día de fiesta, Padre Miguel ha testimoniado cómo ha visto progresivamente la ayuda del Señor en los nueve años vividos en Medio Oriente, en Jordania y Eilat: «Dios me ha ayudado a crecer en el amor por esta tierra y esta gente con una cultura tan diferente de la mía». Ha dicho: «Estoy muy contento por esta nueva misión que me habéis confiado. No importa a donde me envíen: sirvo a Jesucristo y a la Iglesia Católica, en cualquier parte, porque en todas partes la gente necesita encontrar al Señor. Lo fundamental para mí es nutrir la fe, y yo recibo este nutrimiento y sustento en la comunidad del Camino Neocatecumenal: como ha dicho el Papa Francisco, es muy importante que el sacertote tenga un vínculo concreto con la comunidad».

Padre Marek, luego, ha comentado: «Espero permanecer siempre unido al Señor, con el apoyo, que hoy siento fuertemente, de la oración de los hermanos, incluso desconocidos, y de la Iglesia. Espero ser aquel siervo que el Señor me llama a ser».

Lleno de alegría, Padre Sliman Hifawi, delante del escenario del lago de Tiberias, ha dicho: «Viviendo aquí, en Tierra Santa y en los lugares santos, somos fortalecidos por la Palabra del Señor, especialmente delante de este lago donde hemos celebrado esta primera misa: en Cafarnaúm, donde Jesús ha ido a vivir, en la casa de Pedro, desde donde ha iniciado su misión y ha enviado a sus discípulos. Esto nos fortalece delante de nuestra debilidad humana. Nosotros venimos del pueblo y estamos para el pueblo, la iglesia nos ha consagrado para servir el pueblo de Dios, para hacer de él un pueblo santo, elegido por el Señor».