Queridos hermanos y amigos del Seminario,

el periodo transcurrido desde nuestra última carta ha sido rico de empeños y de
gracias. En Enero hemos organizado, como cada año, un concierto, en ocasión de la solemnidad de la Epifanía, a la cual hemos invitado a todos nuestros vecinos de casa  y  hermanos  judíos  para  compartir  con  ellos  un  momento  de  alegría  y fraternidad  en  la  Domus  Galilaeae.  Siempre  participan  muchos,  pero  nunca  nos hubiéramos imaginado una respuesta así de entusiasta: ¡llegaron más de mil y no había sitio en el auditorium para todos! Verdaderamente hemos visto que es el Señor que  quiere  llamarlos  para  que  puedan  escuchar  el  testimonio  de  como  lo  hemos encontrado en nuestra vida y recibir una palabra que reavive en ellos el recuerdo y la espera del Mesías.

La fiesta, en ocasión de la Epifanía, en el auditorium lleno de judíos

Hace pocos días hemos tenido la alegría de recibir la segunda visita por parte del Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa,  que  ha  querido  dedicarnos  un  largo  tiempo,  hablando  con  los formadores y seminaristas. Está haciendo una obra importante de renovación en el Patriarcado y tiene necesidad también de vuestras oraciones, como el resto de toda la Iglesia de Tierra Santa.

 Los seminaristas y formadores con Mons. Pizzaballa

Justamente  en  estos  días,  nuestros  seminaristas  han  terminado  la  sesión  de exámenes  del  primer  semestre  de  estudios  filosófico-teológicos, dedicándose  al mismo  tiempo  al  aprendizaje  de  las  lenguas  locales  (sobre  todo  el  árabe), indispensable  para  servir  a  la  Iglesia  de  Tierra  Santa. Muchos  de  ellos  están  ya ocupándose en la evangelización en varias parroquias de Galilea, sosteniendo a los párrocos en la búsqueda de los fieles que han dejado la Iglesia y en el cuidado de  aquellos que participan asiduamente.

Otros  seminaristas,  en  cambio,  están  completando  el  periodo de  misión  que, como  sabéis,  es  fundamental  para  su  formación,  en  diversos  países  del  Medio Oriente: Jordania, Chipre, Bahrein y Qatar. También los siete presbíteros salidos de nuestro  seminario  continúan  con  su  servicio:  Leandro  y  Juan  David  son  vice-párrocos  en  Jordania,  Matheus  vice-párroco  en  Palestina,  Ramallah;  Cristian  y Paolo son párrocos en Israel (Paolo es también vice rector en el Seminario), Carlos es misionario en Kuwait, mientras Davide continúa su estudio de Licenciatura en Teología en Roma. También los Diáconos que han sido ordenados en Noviembre están sirviendo en las parroquias a la espera de las ordenaciones presbiterales que han  sido  ya  fijadas  para  Junio:  Giovanni  se  encuentra  en  Moab,  Jordania,  Juan Manuel en Galilea, y Rodi en la Catedral Maronita de Haifa.

Deseamos  haceros  participes  de  la  carta  que  nos  ha  enviado  Carlos,  primer presbítero  formado  en  nuestro  Seminario  y  enviado  en  misión  en  la  península arábica, para que comprendáis más de cerca la importancia de la misión que nos ocupa. Nos parece bonito traeros su testimonio directo sobre los primeros tiempos de su misión:

La paz de Cristo.

Os escribo para daros alguna noticia de mi llegada a Kuwait.

Después de casi cinco meses de “Via Crucis” (como me decía el Obispo de aquí, Mons. Camillo Ballin) para obtener el visado, finalmente, he llegado el pasado Domingo, a mi nuevo destino de misión. Cuando llegué, en mi poca fe, me esperaba algún problema para completar las prácticas de entrada en el Estado, pero, como Dios es siempre fiel, no me han pedido nada y ¡ni si quiera me han controlado la maleta!

A la salida me esperaba un grupo de parroquianos árabes con dos sacerdotes locales que había conocido en el Líbano. Hasta me acogieron con un ramo de flores…

Ahora estoy aquí en la Parroquia, y estoy organizando mis cosas, pensando cómo llevar adelante esta misión que Dios me confía. Por el momento, el obispo me ha dicho que seré el encargado de los cristianos de lengua árabe y española. Entre tanto, ya me han pedido de hacer alguna vez la misa en inglés durante la semana. 

Aquí la Iglesia, tiene el permiso de celebrar la misa del Domingo a partir del viernes, porque éste es el día de descanso para muchos, al ser un país musulmán. La parroquia es enorme: pensad que el viernes se celebran en la parroquia 14 misas durante la jornada, en al menos 9 lenguas distintas; el sábado otras 8 (más dos con las comunidades del camino), en 6 lenguas distintas y después el domingo hay otras 11 misas. Pero la mayor parte de la gente viene  el  viernes  o  el  sábado.  ¡La  parroquia  es  enorme!  Estas  35  S. Misas,  nos  es  que solamente  se  celebran  en  diversas  lenguas,  sino  que  también  en  distintos  ritos  (porque también hay cristianos de las iglesias católicas orientales)

La  población  en  Kuwait  es  de  3.5  millones  de  personas,  de  los  cuales  el  65%  son inmigrantes. Ciertamente hay diversas culturas y religiones. Se calcula que loscatólicos sean 350.000. 

Apenas he llegado a Kuwait, he abierto un evangelio al azar y me ha salido el tercer capítulo  de  Lucas:  “Voz  del  que  clama  en  el  desierto:  Preparad  el  camino  del  Señor, enderezad sus sendas Todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajad; lo tortuoso  será  recto  y  las  asperezas  serán  caminos  llanos.  Y  todos  verán  las  salvación  de Dios” (vv. 4-6).

Esta Palabra me ha consolado mucho y me ha animado, primero de todo porque habla del desierto (¡y aquí estamos justo en medio del desierto!) y después porque veo que tanta gente está esperando la salvación de Dios. Yo he sido enviando en misión, como Juan, para anunciar esta salvación. Os pido que recéis por mí, para que siempre pueda recordar que no soy  yo  que  he  venido  a  salvar,  sino  simplemente,  soy  uno  que  es  llamado  a  preparar  el camino al Señor Jesucristo, único Salvador.  

p. Carlos Ceballos Medina 

El externo e interno de la Catedral La Sagrada Familia en Kuwait

Queridos  como  podéis  ver,  la  mies  en  la  cual  el  Señor  nos  ha  llamado  a trabajar  ¡es  verdaderamente  grande!  Esperamos con la ayuda  de  Dios,  y  también con la vuestra, de poder preparar tantos nuevos obreros, listos para trabajar y dar la vida por esta viña, así bella y a la vez difícil, que es la Iglesia de Tierra Santa y en Medio Oriente, abiertos al mismo tiempo a la necesidad de las misiones universales de la Iglesia. Nosotros os recordamos siempre en nuestras oraciones, sobre todo por aquellos de vosotros que en este tiempo estáis enfermos y con sufrimientos.

¿No decís vosotros: «Todavía cuatro meses y llega ya la siega»? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que amarillean ya para la siega (Jn 4,35).

Os  deseamos  un  tiempo  santo de Cuaresma, asegurándoos nuestras oraciones desde los Lugares Santos. Que el señor os bendiga y os de la paz.

 

Los formadores del Seminario,
P. Francesco Giosuè Voltaggio
P. Paolo Alfieri
P. Germano Lori
P. Antonio Martin Carrasco

 

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