EL SEÑOR OS HA ESPERADO AQUÍ EN ESTA MONTAÑA

Giovanni Paolo II, 24/03/2000

Noticias del Seminario

Queridos amigos del Seminario,

en este tiempo de Adviento y Navidad, la iglesia nos guía para alzar los ojos al cielo y para celebrar el misterio de Jesucristo, que ha descendido en medio de nosotros y se ha hecho un niño para salvarnos. Éste tiempo es una invitación a tener puesta nuestra mirada en Jesús, porque toda nuestra vida en el fondo no es otra cosa que un adviento, un camino de encuentro a él que viene, pequeño, para redimirnos a nosotros que nos creemos grandes. Como afirmaba, lleno de fe, el beato Pablo VI: «Hoy todo se busca, pero no a Dios; Dios ha muerto – se dice – no nos ocupamos más de él. Pero Dios no ha muerto, simplemente está perdido, perdido para tantos hombres de nuestro tiempo. ¿No merecerá la pena buscarlo?. ¡He aquí el gran momento del Adviento!».

Esto es el augurio que os hacemos aquí desde la Tierra Santa: que lo busquéis, para que lo podáis encontrar y que en este Adviento y Navidad, ya cercana, Jesucristo renueve la gracia de la nueva vida en el corazón de cada uno de vosotros.

Como sabéis, estos son días de fuerte tensión aquí en Medio Oriente. Todo parece, más que nunca, lejano a la humildad de Cristo, que ha venido para dar gloria a Dios pero también a dar «paz en la tierra a los hombres que él ama». Por esto, nos sentimos llamados en esta tierra, a testimoniar el amor de Dios por cada hombre y la posibilidad de vivir como hermanos, más allá de todo aquello que hoy todavía nos separa.

Aunque estos días sean difíciles, el Señor no nos ha hecho faltar de momentos de gozo: el pasado 9 de Diciembre, el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, ha ordenado diáconos a tres de nuestros seminaristas: Sliman de Israel, Marek de Polonia y Miguel de España (os adjuntamos un artículo de la web del Patriarcado Latino de Jerusalén, con algunas fotos). El arzobispo, durante la homilía, ha dirigido a los nuevos diáconos y a todos nosotros, la invitación que hoy sentimos el deber de extender a cada uno de vosotros: liberémonos en este tiempo de nuestros proyectos, de nuestras proyecciones y expectativas, para poder preparar la vía al Señor que viene a visitarnos para entrar en nuestra vida, en nuestras familias y comunidades. ¡Que pueda verdaderamente, queridos hermanos, acontecer en nuestra vida éste encuentro maravilloso!

En el daros nuestra bendición, aprovechamos la ocasión, para agradeceros la ayuda que nos habéis ofrecido en éste tiempo y por aquello que siempre generosamente queráis continuar a darnos. De nuestra parte no nos avergonzamos de pediros siempre ayuda, porque sabemos por las mismas palabras del Señor, que quién da algo por amor a Cristo, “recibirá cien veces más y heredará la vida eterna” (Mt 19,29).

 

El Señor os regale una Santa Navidad!

 

Los formadores del Seminario.